Este blog les pertenece a mis hijos. Lo creo por y para ellos. Cuento con su involuntaria participación, que me brindan cada día con su magia, espontaneidad, ilusión y alegría. Aquí van a encontrar los cuentos, leyendas, rimas, canciones y demases, que leemos y cantamos en esta casa desde hace 7 años.


"Y creceré otra vez junto con ellos..." -Mel-



martes, 30 de agosto de 2011

Cuentos de la Selva por Libertablas - Mel

Una vez más fuimos a ver a este "grupazo" de teatro de títeres. La adaptación de la obra de Quiroga es hermosa, colorida y entretenida. Acompañada, como siempre, de mucho humor y una bella música. Una vez más, el espectador se olvida de los titiriteros para meterse de lleno en la historia y en cada personaje. Los más chicos quedan alucinados ante el color y la alegría. Los más grandes nos quedamos con más ganas de ver más historias. Todos amamos a esa "tortugota" gigante que transporta a Quiroga a la ciudad en busca de medicamentos y a nosotros al mágico y extraño mundo de la selva. Así, nos vamos enterando, a través de la obra, de por qué los flamencos tienen sus patas coloradas, hacemos fuerza junto con las rayas, al grito de  "NI NUNCA"
y hasta nos da "miedito" la tremenda anaconda que nos presenta el fantástico teatro negro. Súper recomendable para toda la familia, en el teatro SHA.

sábado, 6 de agosto de 2011

Don Fresquete - Ma. Elena Walsh

Había una vez un señor todo de nieve. Se llamaba Don Fresquete.
¿Este señor blanco había caído de la luna? –No.
¿Se había escapado de una heladería? –No, no, no.
Simplemente, lo habían fabricado los chicos, durante toda la tarde, poniendo bolita de nieve sobre bolita de nieve.
A las pocas horas, el montón de nieve se había convertido en Don Fresquete.
Y los chicos lo festejaron, bailando a su alrededor. Como hacían mucho escándalo, una abuela se asomó a la puerta para ver qué pasaba.
Y los chicos estaban cantando una canción que decía así:  “Se ha marchado Don Fresquete a volar en barrilete.”
 
Como todo el mundo sabe, los señores de nieve suelen quedarse quietitos en su lugar.
Como no tienen piernas, no saben caminar ni correr. Pero parece que Don Fresquete resultó ser un señor de nieve muy distinto.
Muy sinvergüenza, sí señor.
A la mañana siguiente, cuando los chicos se levantaron, corrieron a la ventana para decirle buenos días, pero...
¡Don Fresquete había desaparecido!
En el suelo, escrito con un dedo sobre la nieve, había un mensaje que decía: “Se ha marchado Don Fresquete a volar en barrilete.”

Los chicos miraron hacia arriba y alcanzaron a ver, allá muy lejos, a Don Fresquete que volaba tan campante, prendido de la cola de un barrilete.
De repente parecía un ángel y de repente parecía una nube gorda.
¡Buen viaje, Don Fresquete!